domingo, 23 de mayo de 2010

La jerga juvenil de los SMS

INTRODUCCIÓN / RESUMEN

El presente estudio analiza el uso de los SMS (iniciales de Short Messages Service o System), los mensajes que enviamos a través del móvil y que podemos considerar como una de las formas más ingeniosas y creativas de comunicarse en el siglo XXI.

Los jóvenes han creado una nueva forma de comunicación no verbal taquigráfica que ha entrado con fuerza en nuestro mundo dando vida a una nueva jerga juvenil, que podríamos definir ‘el lenguaje de los SMS’.

Una vez más, la lengua de los jóvenes se adueña de este nuevo medio y se caracteriza por ser una faceta especial de la lengua oral y coloquial, variedad a la que pertenecen rasgos como la fuerte expresividad y la capacidad de describir con pocas palabras (los script se limitan a 160 caracteres), conceptos que normalmente requieren un uso del léxico no indiferente.

Los SMS (iniciales de Short Messages Service o System), los mensajes que enviamos a través del móvil, podemos considerarlos como la forma más ingeniosa de comunicarse en nuestro siglo. Todos los utilizan: mujeres, hombres, jóvenes y menos jóvenes. Y de hecho, Màrius Serra, a propósito del celular, escribe en La Vanguardia Digital del 16 de mayo de 2006:

Los móviles han colonizado nuestras vidas. Nos llamamos más que nunca, aunque sólo sea para decirnos que ya nos volveremos a llamar. Intercambiamos mensajes. Usamos el móvil de navaja suiza: cámara, agenda, calculadora, videoconsola. No vamos a ninguna parte sin el móvil y cuando nos lo dejamos en casa o donde sea nos sentimos más perdidos que un ciclista en Montmeló.

"Una moda y un business", como evidencia Pistolini (2000), porque se ha convertido en un servicio que ha experimentado un enorme crecimiento en todos los operadores de telefonía, y esto, quizá, porque es un medio discreto (cuando llega un SMS el celular puede vibrar y no se molesta a nadie cuando se contesta) y económico (en el sentido de que es más barato que llamar por teléfono, desde y hacia el extranjero).

En la comunicación a distancia con los SMS advertimos un sentido vago de omnipotencia y ubicuidad, que nos permite regular y ajustar nuestras distancias a las de los demás...

Si el teléfono móvil de quienes reciben está encendido y no hay problemas en las comunicaciones, un SMS llega en más o menos seis segundos, creando una ilusión de sincronía entre quien lo manda y quien lo recibe. Por esa razón, es un medio bastante económico que produce un placer innegable porque parece eliminar cualquier distancia física y recuerda a una comunicación casi cara a cara, como si pudiéramos escuchar las palabras de la persona que nos escribe y no, como ocurre en la realidad, de leerlas, afirma Cosenza (2003). En realidad, subraya Zarantonello (2001), la sincronía no se realiza casi nunca debido a los retrasos en la recepción, por ejemplo porque el celular está apagado, por no darse cuenta de la llegada del mensaje, por problemas de línea o por la pérdida del mensaje mismo a causa de factores de tipo técnico.

Pero de todo esto parecen no ser conscientes los usuarios, sobre todo los jóvenes, que han creado una nueva forma de comunicación no verbal taquigráfica que ha entrado con fuerza en nuestro mundo dando vida a una nueva jerga juvenil, que podríamos definir ‘el lenguaje de los SMS’.

Una vez más, la lengua de los jóvenes se adueña de este nuevo medio y se caracteriza por ser una faceta especial de la lengua oral y coloquial, variedad a la que pertenecen rasgos como la fuerte expresividad y la capacidad de describir con pocas palabras (los script, como se llaman los textos de los mensajes SMS, se limitan a 160 caracteres), conceptos que normalmente requieren un uso del léxico no indiferente.

Utilizando los SMS los jóvenes, que son los verdaderos protagonistas de este fenómeno, crean, como dice Herrero:

"conversaciones de forma oral, hablan [...] de un modo espontáneo y no planificado [...]. En algunas ocasiones la comunicación se realiza a través del canal escrito, pero, incluso así, el lenguaje mantiene el estilo coloquial, dado que los otros factores - el tema, la finalidad interpersonal, etc. - permanecen inalterados (actúan, por tanto, como factores niveladores de la coloquialidad) y que, casi siempre, los escritos coloquiales juveniles [...] son un fiel reflejo del modo de producción oral, reproducen por escrito las interacciones y conversaciones entre jóvenes, tal y como se producen" (Herrero: 2002).

Es un lenguaje basado en acrónimos prestados del vocabulario de los chats de Internet y que sustituye la ausencia de la comunicación no verbal con los denominados "iconos emotivos" (emoticon de ‘emotion’ y ‘icon’, en español: emoticonos o emoticones) "para tratar de evitar los malentendidos o para hacer la comunicación un poco más humana", como escribe Cruz Piñol "[...] símbolos que reflejan estados emocionales y que se 'dibujan' con las teclas [...](Cruz Piñol: 1999)".

El emoticono básico se compone de dos puntos, una raya y un cerrar paréntesis, es decir :-) y, sin embargo, cuando se rota 90° se convierte en una sonrisa franca (Guerrero: 2001).

La mayor parte de los emoticones se rotan 90° hacia la derecha, aunque algunos se miran de frente.

Lo que no se expresa de forma explícita con palabras en un mensaje de texto, ni queda claro a través de un acrónimo o de una abreviatura, es más evidente si se ‘dibuja’ un emoticono.

En efecto, en la comunicación a través de los SMS no se puede ajustar la interacción como en una conversación cara a cara, porque no podemos utilizar ni los rasgos prosódicos, como los cambios de entonación, de timbre, de velocidad, ni los rasgos paralingüísticos o los extralingüísticos, como los gestos y las expresiones faciales que favorecen la comunicación, evitando muchos problemas o malentendidos.

En ocasiones, recuerda Briz (1998: 44), el gesto aparece acompañado por sonidos onomatopéyicos, sustituyendo también a enunciados completos. "No cabe duda del potencial informativo que, junto a los movimientos de los labios, de las manos y de la boca, presentan ruidos convencionales como uuf, tuufh, buáa, o el movimiento de los ojos".

Por eso es importante haber creado los emoticonos que intentan hacer frente a la falta del canal visual.

Algunos ejemplos de emoticonos utilizados en los SMS son entre otros:

:-)
el emoticono básico indica: feliz/sonriente/humor, es broma;

:->
indica: otro rostro feliz;

:-D
indica: gran sonrisa;

:-):-):-)
indica: gran carcajada;

: -(
indica: infeliz/triste;

(:-( y :-C
los dos indican: muy triste;

;-)
indica: guiño;

:-X
indica: besos, besos…;

:-V y :-O
los dos indican: gritando;

(:-&
indica: enfadado;

:-p y :-P
los dos indican: caras que te sacan la lengua;

8-) y 8) y B-) y B)
los cuatro indican: caras sonrientes de alguien que lleva gafas o gafas de sol, o que tiene los ojos saltones;

:-S
indica: me faltan las palabras;

:-@
indica: estoy alucinando/gritando;

|-( y |-)
los dos indican: estoy agotado,
Se puede hablar de un lenguaje fugaz creado por los usuarios, sometido a un cambio rápido y constante, y por esta razón destinado a una vida breve (fugacidad de la oralidad), sin embargo es un lenguaje que precisa mucha creatividad. Muchos de los términos que forman su léxico desaparecen o caen en desuso muy pronto, mientras que otros, al entrar en la lengua común (trasvase), sobreviven y hasta adquieren significados diferentes o más generalizados.

Los SMS se pueden colocar en una categoría con rasgos mixtos (Bazzanella: 2005) donde una composición y un léxico cercanos al habla se transmiten a través del canal escrito. Además de esta variación diamésica, se ha notado que en los mensajes se prefiere la parataxis a la hipotaxis, y a menudo no hay ninguna oración compleja (Zarantonello: 2001).

Otra analogía con la lengua hablada se observa en el amplio uso de lo que Beretta (1994) denomina conectores pragmáticos o textuales, elementos que señalan las relaciones entre las partes del texto, análogos a las conjunciones en el escrito, pero que funcionan a nivel semántico y pragmático más que morfosintáctico (entonces, de todas formas, por tanto, etc.). A nivel textual, en cambio, los mensajes de texto se alejan del habla porque no presentan esas muletillas (¡hombre!, eh, pues...) que generalmente se encuentran en un diálogo espontáneo. Otra diferencia con el habla es la posibilidad de revisar o borrar un mensaje antes de su envío, o también la no posibilidad de efectuar correcciones inmediatas después de enviar el SMS, lo que sí sucede en una comunicación a la cara cuando la persona se da cuenta de que algo no funciona.

Se trata de una nueva forma de comunicación que sólo puede enriquecer la lengua como dice el lingüista italiano Tullio De Mauro.

"El joven hombre tecnológico", come lo llama el semiólogo Paolo Fabbri (2000, nuestra la traducción), ha encontrado de nuevo el placer de escribir. Y estos jóvenes, y no solamente ellos, seguirán escribiendo para sentirse menos solos. Fabbri apunta que es un tipo de escritura con frases privadas de verbos y discutibles desde el punto de vista gramatical, pero lo importante es haber descubierto otra vez la escritura. "Es una pequeña victoria de Gutenberg", añade Fabbri (2000, nuestra la traducción).

Como hemos visto, los jóvenes usuarios han tratado de resolver el problema de la ausencia física de la persona, de la mímica facial, de los gestos, de las pausas, de la entonación a través de la invención de un código lingüístico descarnado pero muy eficaz, que a través de la puntuación y de la invención de estos "dibujos" puede ayudar a dar viveza a esta nueva y "contraída" forma de escritura, aún más contraída que el habla cotidiana, pero que parece, por lo menos entre los jóvenes, ser más eficaz a veces que una conversación a la cara.

En realidad los especialistas dicen que el uso sin criterio de tanta tecnología propicia el individualismo, la falta de imaginación, la dependencia, la incultura (Aguilera: 2003), y a propósito de incultura es necesario decir que los mismos profesores están muy preocupados por esa fiebre de los SMS y por el creciente aumento, por ejemplo, de abreviaturas típicas de este tipo de mensajes escritos, presentes a veces también, en los exámenes de los jóvenes.

Rodríguez (2006) escribe en El Mundo Digital que a José Luis Corral, que además de ser profesor de Creación Literaria en la Escuela Contemporánea de Humanidades imparte clases a alumnos de la ESO en el instituto Las Veredillas de Torrejón de Ardoz (Madrid), el hecho de que cada vez se utilice menos la escritura a mano no significa necesariamente que vaya a desaparecer [...] pero [N.d.A.] le preocupa, como a cualquier docente, la actual simplificación del lenguaje, y por tanto del pensamiento, de los mensajes de los móviles o los chats. "La comunicación de ideas básicas y la rapidez con la que se lleva a cabo en esos medios no permite un discurso elaborado y complejo que analice y enriquezca la propia realidad", evidencia Corral.

No cabe duda de que esa moda de los SMS es un signo de identidad de la juventud actual, y la víctima inocente en quien recaen las consecuencias de su rebeldía no es otra que la ortografía, opina Rodríguez. Las abreviaturas pueden representar un problema serio en el ámbito escolar o académico, primero porque se pueden "escapar" durante un examen, segundo porque pueden generar dudas a la hora de escribir correctamente, como entre poner una ll o un y, no escribir las haches, convertir la ch en x (mxo, es decir mucho) como se hace en los SMS: "bien pos yo yamare oy pra ver k pasa con BA aora stoy n clas bueno n sept t lo sacas pati" (bueno, pues yo llamaré para ver qué pasa con Bellas Artes. Ahora estoy en clase. Bueno, en septiembre te lo sacas, Pati) o "n se q t abre echo pro t mosqeo n s normal" (no sé qué te habré hecho, pero tu mosqueo no es normal) o "hy pso d sa" (hoy paso de salir) (De Sandoval: 2001), y también "Toy zzz qdms en la dsk? bsit2" (estoy dormido ¿quedamos en la discoteca? Besitos), o "NT1D" (no tengo un duro), "tas OK?" (¿estás bien?), "TQITPP" (te quiero y te pido perdón), "MK?" (¿me quieres?), "kdms?" (¿quedamos?)...

"Lo lamentable es que a veces esas faltas de ortografía se cometen por desconocimiento de la grafía correcta. Y a fuerza de escribir poco, la letra a mano de los alumnos es cada vez más infantilizada y rudimentaria. Antes, los adolescentes tenían una caligrafía más clara y armoniosa" añade Corral. Parece, en efecto, que los jóvenes ahora evitan usar la cursiva y prefieren escribir con mayúsculas.

Sin embargo, existe una gramática de los SMS y también una ciberetiqueta heredada del correo electrónico y de los chats de Internet. Por ejemplo no se deberían utilizar las mayúsculas, que equivalen a gritar y se consideran de mal gusto (Guerrero: 2001).

De todas formas, no es suficiente. Un estudio llevado a cabo en el Reino Unido por la Tegic Communications (es decir la compañía que ha inventado el sistema de escritura rápida de los mensajes de texto conocido como T9), sostiene que el cuarenta y cuatro por ciento de los usuarios de telefonía móvil espera poder tener pronto un "código de comportamiento" para la escritura de los SMS y quiere terminar con los SMS mal escritos, con siglas o sin verbos, no siempre traducibles y a menudo odiados por los puristas de la lengua.

En estos SMS, en efecto, desaparecen las vocales y las partículas, que son las partes más maltratadas del vocabulario: xa (para) xq (porque) y x p (porque), x fa (porfa/por favor), k tl? (¿qué tal?), lg (lugar), ls (los, las), nl (en el/ en la), KO (muerto), LAP (lo antes posible), kls (clase), KLS (que lo sepas) etc., escritos unidos o separados son abreviaturas normales para cualquier joven español, pero muy difíciles de aceptar en el ámbito acádemico.

Ángel Cervera que enseña Filología Hispánica en la Universidad Complutense de Madrid y es un especialista en lenguaje coloquial dice que una expresión locutiva o analítica queda reducida a una expresión aconsonantada y que en inglés no se nota tanto porque su propia sonoridad lo pide, pero en español la vocal es el centro de la palabra, las palabras se nuclearizan en torno al sonido y a la musicalidad de las vocales, que son el centro de las sílabas, por eso quitar las vocales, según Cervera, es muy grave. Mientras que la profesora de Lengua Concha Martín del Instituto Fortuny de Madrid opina sobre las abreviaturas:

Me lo encuentro cada vez más. En mi asignatura es inadmisible, y baja puntos. A mí no me parece mal que escriban con su proprio código, siempre han tratado de distinguirse de alguna manera. Lo importante es que aprendan a diferenciar un medio de otro. Que lo que vale para el móvil no vale para hablar, y la jerga que hablan no vale para escribir (en De Sandoval: 2001).

Pero además de las abreviaturas, de la grafía, de la puntuación y de la velocidad otro problema que puede nacer con ese tipo de comunicación es también la ausencia de muchos de los tiempos verbales. Como nota el profesor Julio Cabria del Instituto Príncipe Felipe de Madrid:

Lo que hemos observado es que cada vez les cuesta más conjugar formas complejas de los verbos. El subjuntivo prácticamente no se ve en los exámenes. En los mensajes todo es en presente, rápido, todo muy inmediato; no se usan tiempos pretéritos ni apenas futuros. Así que todo es 'estoy, soy, sé, veo'. Pero cuando hay que poner formas como 'si hubiera estado', por ejemplo, ya es un mundo para muchos alumnos (en De Sandoval: 2001).

La lengua experimenta la opresión de la pequeña pantalla del celular o display, y por ello sufre las abreviaturas, la sencillez de la sintaxis y la presencia de contenidos implícitos, considerados obvios para el interlocutor y propios de la lengua oral (Cortelazzo: 2000).

Los jóvenes escriben, y al mismo tiempo ‘hablan’, a través de esas abreviaturas, siglas, números, signos gráficos, "dibujan" pequeñas figuras construidas con la tecla del móvil, los emoticonos, y usan esos textos breves que, aunque vehiculan contenidos muy variados, están fuertemente connotados desde el punto de vista emotivo.

O se entretienen con los juegos de los móviles o hacen llamadas, lo que tiende al aislamiento de los alumnos con el resto de sus compañeros, dificultando la convivencia entre ellos, escribe José Manuel Gimeno (2006). Además los mensajes son una forma ideal de copiar en los exámenes, sigue Gimeno, al comunicarse entre ellos o con personas fuera del aula. Sin embargo no todo es negativo, subraya este periodista. Y añade que:

El psiquiatra José Posada Villa, destaca la sensación de compañía que aporta, algo fundamental en el desarrollo de los menores. Cada vez más mujeres entran en el mercado laboral, reduciendo con ello el tiempo de dedicación a los hijos. "¿Por qué no sacar provecho del teléfono celular? – se pregunta el especialista –. Los celulares se han convertido en un cordón umbilical que una a las madres con sus hijos".

Y sigue: "Si se aprovechan las posibilidades que dan las nuevas tecnologías, creo que estamos ante algo positivo", aunque advierte que ello "no reemplaza al diálogo directo ni el afecto físico, que nunca pasa de moda" (Gimeno: 2006).

Es importante no sentirse solos y poder comunicarse en una jerga propia que represente al grupo, por eso los jóvenes necesitan crear nuevos términos para que éstos mantengan su carácter grupal y su connotación peculiar. Escribe Zimmermann (1996): "Los jóvenes tienen que reaccionar contra las formas de asimilación e imitación de otros (adultos y niños) para conservar la función de lo que simboliza la identidad del grupo, se ven obligados a crear nuevos símbolos (Zimmermann: 484)".

El aspecto que más acerca el lenguaje del los SMS a las variedades juveniles es el carácter informal del intercambio comunicativo, señalado a partir de las formas de saludo (hla=hola, h lgo=hasta luego, find=finde, fin de semana, NV=nos vemos, etc.), del amplio uso de apodos (alocutivos típicos de las variedades juveniles), del empleo de términos jergales (nombres de asignaturas – farma (farmacología), mates (matemáticas); nombres de drogas, tendencia tan generalizada que suplanta cada vez más al uso de las palabras completas – coca (cocaína), maría / juana (marihuana); palabras comunes – peli (película), corto (cortometraje), mani (manifestación), depre (depresión), profe (profesor), poli (policía),etc., préstamos de otros idiomas, sobre todo del inglés, la mayoría herencia de los chats de Internet (ASAP= as soon as possible, es decir ‘lo antes posible’, B4=before, es decir ‘antes’, Gr8=great, es decir ‘genial’, H8=hate, es decir ‘odio’, Thx=thanks, es decir ‘gracias’, etc.), préstamos del mundo de la informática (hardware, etc.), entre otros.

De este modo, la negligencia en la grafía y en la puntuación y la velocidad de intercambio de los mensajes de textos proponen las formas típicas de los diálogos hablados por los jóvenes.

La mimesis de la oralidad se evidencia perfectamente gracias al empleo de los iconos, lo que en el lenguaje hablado se realiza con la mímica y con los gestos. Y la misma función comunicativa es la de muchos intercambios orales: una comunicación fática, que sirve para establecer, mantener o verificar el contacto entre los interlocutores, a pesar de servir también como comunicación informativa (Cortelazzo: 2000).

Mientras que los jóvenes sigan siendo protagonistas de la escena social, su lenguaje, así como su forma de vestir y sus valores, continuarán siendo imitados por los demás, provocando de esta forma la constante modificación del léxico de su vocabulario.

El lingüista Paolo Vinçon sostiene que no son los nuevos instrumentos los que hacen crecer la ignorancia entre los jóvenes. Al contrario, dice el estudioso, cada nuevo medio que necesita imponer sus propias reglas, en el caso de los SMS la brevedad, impone también una nueva profundización, una nueva cultura. Y Giovanna Cosenza, semióloga y docente en la Universidad de Bolonia, autora de Semiotica dei nuovi media (Laterza: 2004) subraya que el ejercicio sobre la palabra impuesto por los SMS se entrelaza a su naturaleza "democrática":

Llevamos cuatro años estudiándolos, un periodo ya significativo para un tema como éste. El primer resultado es que se trata de una forma de escritura verdadera, incluso las citas están escogidas con cuidado y a menudo robadas de canciones o de poesías. Todos los chicos saben hacer un SMS, incluso los que no han estudiado saben hacer un sms, chicos que nunca se arriesgarían a escribir una carta en papel.

Con los mensajes se entra en contacto con personas que se expresan mejor y se aprende. Y además existe el aspecto de igualdad en el bien y en el mal: lo vemos también hoy en los barrios de las afueras "peligrosos", donde este medio está en la base de todas las comunicaciones entre los jóvenes.

Naturalmente, no todos los investigadores están de acuerdo y piensan que poco se puede aprender de los mensajes cortos.

Es todavía un código "inmaduro", una jerga que cuando se convierta en un mensaje cifrado requerirá de diccionarios, dice Cervera (en De Sandoval: 2001).

Y en España en el año 2001 se publicó un diccionario de abreviaturas, emoticones o emoticonos y normas sobre los SMS, titulado QRS ABLR? Pqño lbro d msj txt, Ediciones B (traducción del inglés Wan2tlk? Ltle Bk of Txt Msgs, publicado por Michael O’Mara Books Limited). Por otra parte, la Asociación de Usuarios de Internet (AUI), ha decidido crear un Diccionario SMS. El resultado del proyecto "exo x ti y xa ti" ("hecho por ti y para ti") será entregado a la Real Academia Española y tiene como objetivo declarado que los padres y profesores conozcan esta nueva jerga. Dónde nos llevará todo eso todavía no lo sabemos, las consecuencias de esta nueva tecnología para el futuro de la lengua, aparte de los anglicismos incorporados, no se pueden prever.

Pero las características lingüísticas y comunicativas de los SMS muestran perfectamente por qué se han arraigado sobre todo entre los jóvenes con menos de 25 años: porque les permite reproducir, también a distancia, su habla, un código que tiene unido al grupo, un habla particular, veloz gracias a las abreviaturas, y con un componente gestual muy significativo (Cortelazzo: 2000).

Un lenguaje que, en ocasiones, emplea neologismos y anglicismos, un habla "económica" que utiliza formas breves en los nombres comunes como los conocidos "profe", "cole", "facu" o abreviaturas para nombres propios como "Tere", "Mayte", "Javi", "Juanjo" entre otros.

La pobreza léxica de la que se dice ser patente el lenguaje juvenil, no deja de estar acompañada por una creatividad que es capaz de ofrecer connotaciones fuertes y diferentes a cada enunciado, hasta convertir a esta variedad en uno de los mejores ejemplos de lengua viva, en constante ebullición, y a sus hablantes en los poseedores de las claves de su continua e inquieta evolución.

Las nuevas tecnologías, en efecto, como subraya Bazzanella (2005), han acelerado y modificado la superación de la dicotomía entre escrito y habla, que aún antes de la llegada de los nuevos medios se advertían como elementos de un continuum.

Lo importante, según algunos investigadores, es que se entienda, con o sin vocales, en inglés, abreviado o a veces sin espacios entre una palabra y otra, para ahorrar byte, pero escribiendo el principio de cada palabra con mayúsculas, para que inmediatamente sea claro lo que queremos comunicar: ¿NosVemosEstaTarde?

Escribir en poco espacio el mayor número de palabras, frases, emociones, "gestos", representa claramente un reto interesante para todo joven, y sobre todo, en determinadas situaciones, permite llegar al corazón de la manera más rápida posible. De hecho, las encuestas revelan por ejemplo que los hombres expresan sus sentimientos sobre todo en los SMS, en particular los sentimientos más delicados como decir "te quiero" (en el SMS: t q) o un "lo siento" (Guerrero: 2001).

Los SMS tienen en la actualidad la función que tenían, antes de su llegada, las cartas familiares, los telegramas, las postales, las cartitas y en algunos casos, también las "chuletas" que los adolescentes solían enviarse o pasarse, cuando estaban por ejemplo en clase, debajo del pupitre: los contenidos son los mismos, y también la forma lingüística, pero ahora desde el punto de vista tecnológico más evolucionada.

En realidad, según algunos estudiosos, el lenguaje de estos mensajes de textos es menos banal de cuanto podría parecer. El lingüista ya citado Tullio De Mauro observa que no sólo la escritura no corre el riesgo de morir, como se decía hace algunos años y como algunos puristas repiten todavía hoy en día, sino que se establece una relación más fuerte con el habla: la escritura se transforma en una actividad controlada, expresión inmediata y espontánea típica de la lengua hablada.

Para De Mauro la escritura será un filtro inevitable: quien escribe o lee mal, quedará excluido de muchos de los flujos comunicativos, empezando por los correos electrónicos y por los mensajes de los teléfonos móviles (en Magistà: 2000).

Para otros, como Briz, sería importante diferenciar lo oral de lo escrito y de lo coloquial: "no se escribe como se habla" (y menos "coloquialmente"). Pero en la realidad existen ejemplos, como hemos visto, que aproximan el registro oral, en concreto, coloquial, al modo de escritura (Briz: 1998). Y estos ejemplos los encontramos en el lenguaje de los jóvenes que usan el registro que conocen que los relaciona al grupo y que se refleja en estos escritos cortos y, sobre todo, rápidos.

Como dice Cervera: "Tarde o temprano van a hacer falta especialistas en el fenómeno y simposios. Las consecuencias de las nuevas tecnologías son impredecibles [...]".

De todas formas, pensamos que lo importante es haber "descubierto" de nuevo la escritura, una escritura viva que permite acortar las distancias, que refleja toda la vitalidad de estos jóvenes, una forma de escritura descarnada, renovada y original, que desea expresar el presente en toda su rapidez.

Hoy en día los jóvenes mantienen conversaciones sobre todo para reforzar el contacto social y los enlaces entre los participantes, hablan de una forma espontánea y no planificada, en la que, a menudo, no se respetan los turnos de palabra. La conversación así se desarrolla sin seguir ningún esquema y los papeles de emisor y receptor se alternan sin un orden fijado de antemano.

La comunicación, en nuestro caso, se realiza a través del canal escrito (SMS) pero, incluso así, el lenguaje es un fiel reflejo del modo de producción oral, y mantiene todos los rasgos (o casi todos), del estilo coloquial. Naturalmente creemos necesario e imprescindible saberse expresar de forma correcta cuando la situación y el contexto lo requiera, por esta razón el papel de los profesores es fundamental, pero pensamos también que la agilidad mental y el ingenio de estos jóvenes no tendrán problema en conseguirlo.

El lenguaje juvenil, y el lenguaje de los SMS tal vez no sea sólo una faceta del español coloquial sino la faceta que más éxito goza actualmente en las producciones orales, al mismo tiempo que constituye una de sus principales fuentes léxica.

Como escribía García de Diego (1966):

Para un lingüísta no hay un sólo momento de quietud en una lengua. El idioma es fijo sólo para la somera observación. Las gramáticas históricas nos hablan de cambios; ahora, en nuestro idioma, no vemos que pase nada, y sentimos la falsa impresión de que hemos llegado a una definitiva estabilidad. Y, sin embargo, pasan tales cosas que la lengua de una generación, en un recuento minucioso técnico, nos dejaría asombrados de sus cambios (García de Diego: 178).


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